jueves, 12 de febrero de 2015

Contra la corrupción, contra la impunidad y las promesas de los partidos políticos.

-Opinión-
Juan Guijarro
 La vida política española y ANDALUZA está aquejada de un gran cáncer que la está devorando: la supuesta corrupción en determinados estamentos e instituciones.

En demasiadas ocasiones hemos contemplado con asombro, estupor y vergüenza ajena cómo los medios de comunicación se hacían eco de un escándalo tras otro, de una imputación tras otra. Sin embargo, los partidos políticos, en líneas generales, no saben dar la talla ante estos hechos, o no quieren darla.

 La respuesta de los partidos a los casos de corrupción ha venido siendo lenta y, sobre todo, estéril. El socorrido 'y tú más' ha ocupado siempre un párrafo destacado en la defensa de la 'corrupción propia', mientras se afeaba a los demás la existencia de corruptos en sus filas. Eso, cuando no se hacen declaraciones solidarias o exculpatorias para con los supuestos acusados de corrupción. No hay nada más patético que ver a un portavoz político intentando justificar lo injustificable.

 Por todo ello, los ciudadanos han mostrado su hartazgo en forma de desafección y críticas a la política. Lógico. Además, la prolongación en el tiempo, durante lustros incluso, de los procesos de investigación judicial de escándalos de corrupción (en muchos casos por falta de colaboración y de zancadillas de los partidos políticos), extiende entre la ciudadanía una sensación de impunidad. Los escándalos se suceden día tras día. Las noticias se multiplican, pero nadie resulta condenado ni apartado de su cargo.

Más hartazgo y más desafección por parte del ciudadano.

 Con todo, la solución está en mano de los partidos políticos. No es momento de pactos o brindis al sol, es el momento de coger el toro por los cuernos y combatir la corrupción caiga quien caiga. Si cada uno de estos partidos que te piden el voto fuese implacable con la corrupción, más si cabe en la condena y rechazo de las conductas presuntamente delictivas cometidas por sus propios compañeros de partido, habríamos dado ya un gran paso adelante.

 Si de verdad se quiere combatir la corrupción, no hacen falta pactos ni nuevas leyes. Hace falta cumplir con el ordenamiento jurídico que ya existe, dotando a los jueces y fiscales de los medios precisos para llevar adelante sus investigaciones con rapidez y eficacia. ( SIMPLEMENTE, QUE ESTOS PARTIDOS POLITICOS DEJEN  DE MANIPULARLO TODO Y COLABOREN CON LA JUSTICIA). Cuando la delincuencia de cuello blanco se sofistica, los jueces necesitan de más peritos que arrojen luz sobre las tupidas marañas que tejen los corruptos.

Junto a ello, luz y taquígrafos. Quien no tiene nada que ocultar, no tiene nada que temer a ser investigado. Por ello, si los ciudadanos otorgan su confianza a uno u otro partido en las próximas elecciones, éstos deben implantar desde nuestra autonomía andaluza un estamento, una Oficina Anticorrupción, dirigida por un magistrado en excedencia, que se encargue de investigar y analizar las posibles corruptelas y relaciones que existan entre los responsables políticos y los contratistas públicos, enchufados y arrimados para su propio beneficio, en perjuicio de la sociedad.

 No se trata de menospreciar la labor de los interventores, en absoluto. Se trata de complementar su trabajo. Donde no puede llegar la investigación de la Intervención General, porque no es su cometido, debe llegar la lupa de esta oficina antifraude: ¿Cómo puede conocer un interventor si la empresa del hermano de un concejal es, curiosamente, la gran beneficiada de los contratos de un determinado Ayuntamiento, o de una carretera, o de cursos de formación, etc..., o la colocación de uno o varios enchufados sin capacidad ni titulación alguna, solamente con un carnet político? Sólo es posible si se investiga. Y eso es lo que deben implantar en las autonomías: las herramientas más eficaces posibles para conseguir que España y Andalucía dejen de ser el nido de la Gürtel, los E.R.E.S, de la Púnica, de los sobres B, de los cursos de formación, etc, etc..... del compadreo entre malos empresarios y peores políticos y de los chupaculos que necesitan arrimarse a un partido para trabajar, pues en la empresa privada no valen para nada.

 Enseñar a estos políticos a matricularse en la asignatura de la honradez y que piensen en sacar sobresalientes, curso tras curso, y en trabajar para dar servicio y soluciones al pueblo, en vez de llenarse los bolsillos y enchufar a los menos preparados para que no le hagan sombra.

 Quiero trasladar esta reflexión a todos los partidos políticos, llámense como se llamen, y sobre todo al ciudadano que vota, para que cuando estos políticos le pidan el voto, les digan: "Usted está prometiendo el sol y la luna, pero ¿Qué va a aportar usted a esta sociedad? ¿Más corrupción, más enchufados, más paro, más hambre, más desigualdad? Por favor dentro de cuatro años hablamos y justifique lo que le estoy pidiendo que no es otra cosa que transparencia y trabajo al servicio de esta sociedad".

QUIERO QUE SE TOME ESTO COMO UNA REFLEXIÓN. NO ESTÁ EN MI ÁNIMO OFENDER A NADIE, SIMPLEMENTE, HACERLO REFLEXIONAR.

Juan Guijarro es Coordinador de Delegados y delegado provincial en Sevilla de La Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (A.P.E.I.). Asimismo, es miembro de la plataforma "voz única inmobiliaria andaluza", por la que representa en la Junta de Andalucía a las distintas asociaciones y colectivos inmobliarios, además de pertenecer al observatorio de la vivienda social andaluza. También es gerente propietario de Inmobiliaria Guijarro Rústica y Urbana S.L.
*Publicado bajo expresa autorización del autor.

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