Opinión Paco Casero Pte. de Ecovalia-CAAE |
La memoria es lo único que nos pueden amputar para dejar de ser
quienes somos. Cuando nos miramos al
espejo y dejamos de reconocernos, por más que nos reconozcan los demás.
Es eso lo que nos está ocurriendo a los andaluces.
Todo el mundo se ha hecho eco de la apropiación en 2006 de la Mezquita de Córdoba empleando dos normas franquistas, claramente inconstitucionales. Ahora nos enteramos que con el mismo procedimiento, los Obispos han registrado a su nombre hasta plazas públicas, como las del Triunfo de San Rafael o la Fuensanta.
Son miles y miles de bienes los que ha inscrito la jerarquía
católica a su nombre con este método irregular, desde la Giralda de
Sevilla a fincas, solares, cementerios... Se trata del mayor escándalo
inmobiliario de la historia. Un negocio redondo.
Se incautan de bienes
que son nuestros, que hemos construido y restaurado con nuestro dinero, y
del que cobran una entrada a la que llaman donativo para no declarar ni
tributar. Sin embargo, creo que todavía es más grave que nos roben la
memoria porque entonces dejamos de ser quienes somos.
A la Mezquita, que
registraron por 30 euros, la llaman sólo Catedral. Han negado su
luminosa historia andalusí en los folletos, entradas y visitas, ante la
pasividad injustificable de la Junta de Andalucía, responsable de la
tutela del monumento.
Creo que ya es hora de que el pueblo levante la
voz ante este robo de nuestro patrimonio y de nuestra memoria. Un pueblo
al que le arrebatan su historia, le quitan su autoestima, su dignidad. Y
eso, al menos eso, no podemos tolerarlo, el silencio nos hace
cómplices...
Francisco Casero Rodríguez
Francisco Casero Rodríguez
Vista del Patio de los Naranjos de la Mezquita. Córdoba © Turespaña |
Paco entre lo que se apropian legalmente, o por silencio -complice- de las instituciones, y lo que estas últimas les regalan (miles de millones de euros, terrenos para la construcción de iglesias, colegios, hospitales, etc...) así nos luce el pelo.
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